El caso es que estaba entre las dos camitas de los niños dándole el biberón al pequeño que tiene dos estupendas manos que pegan y empujan pero que, debe ser, no están capacitadas para sujetar el biberón, cuando el mediano detrás de mí, comienza su reflexión profunda y nocturna:
- “Oye, mamá, siempre me hago una pregunta, ¿de dónde salen los mocos? Porque yo siempre ando quitándomelos pero siguen saliendo más".
Yo, ante semejante cuestión, le contesto:
- “No te preocupes. Cuando veas a tu padrino (mi hermano mediano) le haces esa pregunta de Nobel. Que él es muy listo y muy guarro y seguro que te puede contestar mejor que yo”
Sin embargo, el niño no contento con su sesuda reflexión, siguió dándole al coco:
- “Mamá, si un padre es alto, ¿el hijo también tiene que ser alto?”
- “Pues no tiene por qué” contesto yo “pero suele ocurrir que entre los padres y los hijos existan parecidos”
- “Estoy pensando en qué cosas coincido con Papá. Por ejemplo, nos gusta sacarnos mocos, tirarnos pedos y eructos… ¡Ah! Y somos chicos. Contigo sólo coincido en que nos gusta la leche”
- “¡Menos mal!”, pensé yo para mis adentros.
Gracias a Dios, el pequeño terminó de beberse el biberón y pude salir por patas por miedo a otra de las preguntas del niño. Voy horrorizada hacia el salón donde estaba mi marido y le cuento la conversación que acabo de tener. Y es aquí, donde ya se me cayeron los palos del sombrajo, cuando me responde mi marido:
- “Normal. Hemos vuelto del cine haciendo una competición de eructos”
Pero ¡¿cómo puede ser?! Estoy segura que no todos los padres son como mi marido. Que los hay normales y que son la mayoría. Pero, al final, los hombres son hombres y lo del eructo, el pedo, el moco pues les hace tanta gracia. Nunca he conocido a ninguna mujer que reconozca abiertamente todas esas cochineces y se mofe de ellas. Bueno, miento…
En el cole, a “Miss Eructos”, gran amiga mía, le encantaba hacer competiciones con los chicos a ver quién decía más letras del abecedario eructando… Pero vamos ¡no es lo normal! Estábamos en el cole, éramos pequeñas y ésta, era una pieza de cuidado.
¡Tremendo topicazo y tremenda certeza de que las diferencias existen y desde pequeñitos!
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