Casi me parto de risa hace un ratito cuando mi hijo
pequeño de tres años mientras se duchaba, ha decidido darse un “gustito”
poniendo la ducha hacia arriba de tal manera que el agua le daba en todo el
culete y en sus partes púdicas.
¡Tan pequeños y tan ingeniosos! Y es que, según nos vamos
haciendo mayores, vamos perdiendo el ingenio. No hay nada más que ver y oír,
como claro ejemplo, al Papandreu y su referéndum. ¡El colmo del ingenio!
¡Qué época! Desde luego que no tiene desperdicio.
Y hablando de épocas, mi marido que como recordaréis me
quiere mucho, me llama rancia porque me chifla la canción “Eres tú” de
Mocedades.
A mí me retrotrae a un periodo de mi vida, cuando tenía
alrededor de 8-10 años, muy bonito.
Mientras la escucho, cierro los ojos y estoy en la casa de
mis abuelos. El radiocasete de mi tía Adela con la cinta de Mocedades puesta y
sonando a todo trapo. Veo la ventana de la cocina que da al patio de luces al
que siempre me ha encantado asomarme, un poco al estilo de la “Ventana
Indiscreta” pero sin asesinato. Aparecen mis abuelos. ¡Cuánto amor en sus
miradas! Mis tíos solteros con sus pantalones vaqueros pesqueros remangados
hacia arriba, sus calcetines blancos de deporte y los zapatos negros. El olor
de la comida de mi abuela. Mmmmmm. Y
alegría. ¡Mucha alegría! Siempre alegría.
Así que, ahora, todas las mañanas mientras vamos al
colegio, les pongo el “Eres tú” a mis niños a todo volumen e intento trasmitirles
todos mis recuerdos y la misma alegría. No sé si lo consigo pero lo cierto es
que la canción les gusta. Y la cantan. Y para mí es un placer.
De todas formas, que diferentes son las perspectivas, las
vivencias, los recuerdos para cada uno. Para mi marido, aquella época de
finales de los 70 es una época oscura y fea. No cabe duda que nos llevamos
siete años y eso hace que yo, en aquel momento, fuera una infantil e ingenua niña y el un díscolo
adolescente. Pero lo que para mí es blanco, alegre y soleado para él es gris, triste y nublado.
¡Qué cosas!
Seguramente no fue mejor época que esta. También se vivía
una crisis económica, estábamos en plena transición y los asesinatos de ETA en
su momento más álgido pero la visión de un niño lo cambia todo y lo viste de un
halo de inocencia, de ingenuidad, que no tengo la seguridad o la certeza que
deberíamos perder a medida que envejecemos.
Como siempre, las comparaciones son odiosas. ¡Vivamos el
momento y cantemos: “ERES TU COMO EL AGUA DE MI FUENTE. ERES TU, EL FUEGO DE MI
HOGAR"!!!!!!!!!!!
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