Me he puesto las pilas porque una amiga me ha mandado un “guasa”
y me ha dicho: “Lola, actualiza el blog que si no pierdo el hilo” Y una, que es
muy obediente, se ha puesto manos a la obra una vez que ha “empaquetado” a los
niños como corresponde.
Y ¿qué os voy a contar hoy? Pues algo que es parte de
nuestra naturaleza: las hormonas revolucionadas.
Hoy he ido a comer con una amiga y cuando bajaba hacia el
restaurante por las callejuelas del El Viso me he encontrado a una joven parejita
pegándose el lote apoyados en un coche.
Para los que no seáis de Madrid, El Viso es una zona muy
pija y tranquila en la que existen unas casas maravillosas en las que habitan
gente de alto nivel económico.
Esta parejita debía estar haciendo unas pellas de las de
antes de alguno de los muchos colegios que hay por la zona. De unos quince o dieciséis
años. Pijines.
Y ¿qué era lo raro de todo esto? Pues que la niña llevaba
la falda por debajo de las axilas mientras el chaval le sobaba el mismísimo.
A mí me ha dado tanta vergüenza que he tenido que mirar
para otro lado. Y rápidamente se me han venido a la cabeza sus padres.
Y seguidamente he pensado: “¡Madre mía que vieja soy!”
Y os explico cada uno de los dos pensamientos.
He pensado en sus padres porque me he imaginado a mi hija
en esa situación y casi me desmayo. No se trata de que tenga las hormonas
revolucionadas y se quiera pegar unos cuantos achuchones con algún chaval revolucionado.
El problema es que no eran “cuatro achuchones” y eran muy, muy jóvenes. ¿Han
podido hacer algo mal sus padres? O ¿es simplemente
un tema de evolución? Es decir, seguro
que mi madre comparada con mi abuela fue más adelantada. Y yo comparada con mi
madre, pues imagino que también. Y dentro de muchos, muchos años, pues mi hija
también será más adelantada que yo. Es ley de vida. Pero tan, tan adelantada.
No sé. Sólo espero tener que preocuparte
sobre estos asuntos dentro de mucho tiempo.
Y esto enlaza con lo vieja que me he sentido.
¡Preocupándome ya por los achuchones de la niña! Si yo sólo quiero preocuparme
por los míos.
¡Madre mía! Me temo que tendré que prepararme para lo que
se nos viene encima. ¡La pre-adolescencia! Sólo me queda superar mi pavo para
poder enfrentarme al de mi hija.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me hace mucha ilusión conocer vuestra opinión. Por favor, déjame un mensaje. Gracias.