Intimissimi |
Llevo casi diez años escondiéndolo y ahora resulta ¡que
voy a la moda!
Cuando lo leí casi me caigo de culo. Todo detallado en un
reportaje en la revista de ELLE del mes de mayo titulado “El Secreto está en la
Faja” y escrito por Cristina Mitre.
Llevo comprando la revista ELLE desde que tenía quince
años y no creo que me haya dado un alegrón tan grande como el del pasado sábado
cuando compré la revista y leí el titular. Ni siquiera cuando sale un pedazo
tío bueno o cuando aparecieron en la portada los tres modelos españoles más
reconocidos (Oriol Elcacho, Jon Kortajarena y Andrés Velencoso).
Pensé “¡manda narices! Yo ocultándolo y avergonzándome
durante tanto tiempo de ir embutida en mi faja cual chorizo y resulta que
ahora, todas las VIPS del mundo mundial, ¡van igual que yo!”
Vamos, que no soy la única que tiene la panceta, lorceta,
flotador, chicha, como la queráis llamar, en su zona abdominal. ¡Y más allá!
(como dice Buzz Light Year) porque existen fajas ¡hasta de cuerpo entero!
Ahora se lleva lo retro y, es por esto, que todas las
casas de ropa lencera se han puesto a diseñar fajas que no sólo ocultan los
michelines si no que, en algunos casos ¡incluso combaten la celulitis!
Seguro que las demás que las usan, por supuesto no en mi
caso, es por ir a la moda retro y no porque les haga falta esconder la lozanía.
Es que quieren tener curvas como Scarlet Johansson.
Claro.
De cualquier manera y saltándonos las susceptibilidades,
ya no tendré que hablar en bajito cuando le diga a la dependienta que me venda
el vestido de la Primera Comunión de los niños que llevo faja.
O tampoco tendré que preocuparme si algún día tengo un
percance en la calle (Dios no lo quiera) y el médico, ATS o persona buena que
me atienda, tenga que desnudarme y utilizar unos alicates para poder llegar hasta mi cuerpo.
Ya os lo dije un día. Algunas veces tengo complejo de
Bridget Jones ¡pero ya no! Ahora, vosotras las delgadas, las que no lleváis
faja ¡no estáis a la moda! No podréis ser unas “IT GIRLS” ¡ni seréis modernas!
Ahora la moderna soy yo. ¡Qué viva mi faja!