Anoche viendo las noticias, como principal, contaban el
día tan cansado que había tenido la prima de Riesgo.
Ya os dije un día que deberíamos hablar todos con Riesgo,
para decirle que su prima es la mar de coñazo.
Ayer mismamente, tuvo un día “pesao, pesao”.
Que en Bruselas decían que nos daban un año más de respiro para reducir el
déficit público al 3% del PIB, la prima de Riesgo para abajo.
Que no, que luego decían que sí que nos daban un año más
pero que teníamos que hacer más reformas como subir el IVA y no sé que otra
cosa más, pues la prima de Riesgo para arriba.
¡Qué día más tonto que tuvo la pobre!
Y yo, escuchando la noticia y teniendo en cuenta mis
escasos conocimientos económicos de alto nivel (y de bajo, pichí, pichí) pensé:
“¿Y no le puede decir nadie a estos plastas de la Comunidad Europea que se
estén calladitos?” Les debe pasar lo mismo que a mi hijo el de cuatro años,
¡que no saben estarse con la boca cerradita!
Para que luego me diga mi marido que cada vez que abro la
boca, sube el pan. ¡Pues estos suben a la prima de Riesgo a límites
insospechados y todos de los nervios!
¡Un poquito de silencio por favor! Y que nos dejen un
poquito en paz con tanta prima y tanta leche que parece que les gusta vivir en
la cuerda floja.
¡A trabajar pero calladitos! Y ya veréis como a la coñazo de la prima la
ponemos en su sitio.