El pasado viernes durante la clase de natación del
pequeño, observé un comportamiento que me llamó mucho la atención y me hizo
bastante gracia.
Dos padres con sus correspondientes hijas. Las niñas
terminaban la clase de natación y los padres se disponían a ducharlas.
De pronto, un padre le pregunta al otro: “¿se le enreda
mucho el pelo a Paula?” A lo que el padre contesta: “sí, un montón”.
“Pues te recomiendo este champú. A Marta siempre se le
enredaba mucho el pelo pero desde que utilizamos este, ¡es una maravilla!
Prueba, prueba…” le anima.
Él coge el champú y lo prueba en la cabeza de su niña y
siguen charlando de champús, la lluvia y otras cosas mientras restriegan y
restriegan el cuerpo y las cabecitas de sus pequeñas.
Toda la escena me resultó muy divertida y la contemplé sin
perderme un ápice. Pero luego, sentí un poco de rabia conmigo misma.
¿Por qué me tiene que llamar la atención esa escena? ¿Por
qué no la contemplo como algo normal? Las mujeres hablamos de eso cada día y no
me extraña. ¿Seré machista?
Quiero vivir momentos como ese sin extrañarme. Y cuando mi
hija le pide a su padre que le seque el pelo porque él lo hace mejor, quiero
verlo normal también.
Hay muchas cosas que ya tenemos super aceptadas pero
todavía existen otras que nos llaman injustamente la atención. Y tenemos que
acabar con eso. Nosotras mismas primero.
Muchas veces, sin darnos cuenta, sin percatarnos,
fomentamos o participamos en esos comportamientos diferenciados que están tan arraigados en
la mente humana.
Incluso cuando en el caso de
una separación matrimonial, los niños se quedan con el padre ¡yo soy la primera
que me extraño! Cuando no debería ser así.
Lo cierto es que en esos casos pienso que yo sería incapaz
de hacerlo. Debo ser la típica madre plasta que quiere tener siempre a sus
hijos consigo. Pero no quiero desviarme del tema.
Tenemos que luchar contra los prejuicios que son los que,
diariamente, a muchas mujeres nos encierran en unos planteamientos de vida
injustos. O no todo lo acertados que deberían ser.
La igualdad dentro de nuestras diferencias serán las que
nos salven en estos momentos tan difíciles.
Yo ya me “reseteo” ¿Y tú?
Tdos en el fondo hacemos lo mismo. Hay conductas que las tenemos tan arraigadas a un genero o a una edad q cuando se sale de lo "normal" nos echamos las manos a la cabeza
ResponderEliminarEn la medida de lo posible, deberíamos erradicarlas de nuestro comportamiento pero ¡es tan tan dificil!
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