Hoy es el primer día que el mediano ha ido al cole después
de toda una semana en casa. Ha estado con varicela. El pobre es duro como el
pedernal. Casi no se ha quejado y estaba llenito de granos ¡hasta en la
lengua! Impresionante.
El caso es que digo lo de “mala madre” porque el niño me
estuvo mandando mensajes de que algo no andaba bien por su cuerpo y yo, para
todos, tenía un excusa ¡a cada cual más tonta!
Primero me dijo que le picaba la cabeza a lo que mi
respuesta fue: “¡como tengas piojos, te mato!”
Después, “mamá, este calzoncillo me hace daño en los huevillos”
A lo que mi respuesta fue: “¡pues cámbiate de calzoncillos que seguro que te
están ya pequeños! Es que eres un desastre. Hasta eso te lo tengo que decir yo”
Una vez más, “mamá, tengo un granito aquí que me pica y
siguen molestándome los huevillos” A lo que mi respuesta fue: “te aprietas
tanto el cinturón que te haces hasta heridas. Mira que eres burro”
Aun así y ya viendo que se quejaba, una luz se encendió en
mi pequeño cerebro y le dije: “luego, cuando lleguemos a casa y te duches, me
enseñas el cuerpo a ver qué puede ser”
Así lo hizo el niño. Llegamos a casa, se desnudó y vino a
enseñármelo. Efectivamente tenía unas
rojeces en los testículos y por las ingles.
Y le dije: “mañana cuando te levantes, te reviso otra vez
y según estés, vamos al médico o no”
Así lo hizo. Se levanto temprano como siempre, vino a mi y
me dijo: “mira tengo más. Uno me ha salido también en la cara” A lo que mi
respuesta fue: “Vamos ahora al médico porque creo que te ha picado un bicho” (¡esta excusa es ya el colofón!)
El padre dijo: “¿No será varicela?” Y yo toda lista: “Noooo. ¡Que va
a ser varicela! Los granitos no eran así”
Dejamos a la mayor y al pequeño en el cole y nos fuimos al
médico.
El niño se desnuda y una doctora muy amable me dice: “Este
niño tiene varicela”
¡Que ojo clínico! ¡Qué visión! ¡Qué desastre!
Y todo eso tan tranquilo y ¡sin una décima de fiebre!
¡Qué duro el niño con ocho años y qué cenutria su madre con cuarenta y uno!
No seas tan dura contigo misma, eres madre, ¡no médico!!!! Es cierto que el ejercicio de la maternidad hace que llegue un momento en que no necesites un termómetro para saber si es fiebre o no, pero también que es normal no tener la respuesta para todo y que siempre se ponen enfermos en el momento menos adecuado.
ResponderEliminar¡Mucho ánimo!!!
¡Muchas gracias! Es cierto que no somos médicos pero es que en mis prisas, no hacía más que poner excusas ridículas. Ahora ya está estupendo y en el cole. Saludos.
EliminarPasarlo ha sido duro, pero leerlo asi ha sido divertidisimo.
ResponderEliminarMe alegro que lo hayas pasado bien. De eso se trata. De reirnos hasta de los malos momentos y ahora, por una cosa o por la otra, tenemos unos cuantos. Besitos.
EliminarPasarlo ha sido duro, pero leerlo asi ha sido divertidisimo.
ResponderEliminarme imagino como te has sentido...
ResponderEliminarEl peque con gastroenteritis la semana pasada y cuando me dijo que le dolía la barriga...¡ quizás que cosas has comido? te has lavado las manos?....pero luego al ver su carita de dolor y ojeras, no podía con mi alma, creo que no hay nada en la vida mas doloroso que ver sufrir a un hijo.
A la semana de dolores y "todo lo demás", luego de 3 visitas al pediatra, el ultimo día, creí que me moría, por suerte y antes de salir corriendo con el para que lo ingresaran, empezaron a irse los dolores, le volvió el color a su carita...y a mi el alma al cuerpo.
Siempre aprendemos, solo pido que no haya dolor de por medio.
Adios granos y retortijones =)))
Buena semana y gracias por pasarte siempre.
Mi abuela siempre nos decía cuando nos quedábamos embarazadas: "es una enfermedad de nueve meses y una convalecencia para toda la vida" ¡Y que razón tenía!.Gracias a tí también por la visita. Besos.
EliminarJaja pobrecito! No te preocupes. Eres madre no dios
ResponderEliminarSí, eso es verdad pero las hay más avispadas que otras y yo me temo que a veces soy más de las otras...
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