Madre
del Amor Hermoso. ¡No lo aguanto más! Diez últimos días con los niños metidos
en casa y estoy para cortarme las venas en rodajas. El ojo definitivamente lo
pierdo. Ayer ya me acerqué a comprarme valerianas para tomarlas de tres en tres
o directamente ¡hasta con la caja si hace falta! ¡Qué horror! ¡Qué desquicie!
Si
vuelvo a oir una vez más la palabra “mamá” o sus derivados, me suicido. El otro
día ya les dije mientras hacíamos la compra en el Mercadona, “por favor,
llamarme Juana o insultarme. Me da igual. Pero no quiero oir “mamá” por nada
del mundo.”
Pero
¿qué será lo que tiene esa palabra que se encuentran necesitados de decirla
cada cinco segundos y sin razón aparente? Y lo mío es multiplicado por tres. La
edad es indiferente. Ellos necesitan decirla porque les debe dar seguridad el
que tu contestes pero ¡yo no puedo más!
Ya
no contesto. Ya grito cual histérica.
Menos
mal que el pequeño ha empezado hoy el colegio pero ¡todavía me quedan los
mayores! que ahora mismo corren en bolas por la casa mientras se pelean por ver
quién se ducha primero.
Yo
he decidido desconectarme un poquito con el blog mientras se matan. Y si hay sangre,
pues que me avisen pero si no, ¡yo ni oigo, ni veo ni siento!
Tengo
pelos por todo mi cuerpo porque lo de ir a la peluquería o a depilarme ni me lo
planteo.
Para
más inri, la chica ha decidido no volver ni avisar de que no volvía. ¡Después
de siete años! Asi que, me paso el día al más puro estilo “maruja” con la
balleta en el hombro. No me faltan más que los rulos y la bata “guatiné”.
Y
encima se quejan de que protesto porque son unos plastas. El mediano me acusa
de mala madre. Y realmente debo serlo. No digo yo que no. Porque mañana cuando
sean las nueve y cuarto de la mañana y los tres estén con sus queridos
profesores y yo solita, me voy a morir del gustito. Vamos, que no me va a hacer
falta ni el famoso libro erótico del tal Grey.
Y
sintiendome como me siento, entonces me pregunto cómo puede ser que algunas
madres y padres prefieren educarlos en casa. Si ese fuera mi caso, creo que
terminaríamos peor que los de Siria.
No
puedo más que despedirme agradeciendo a los sufridos profesores de colegio, su
encomiable labor de aguantar a nuestros churumbeles. De educarles y enseñarles.
Yo en casa lo intento pero ¡me pueden!
Jajajajaj...te leo y parece que cuentas mi vida con un realismo y detalles alucinantes!!!! bendito colegio aunque sea sólo un rato por las mañanas en el mes de Septiembre.
ResponderEliminarMe ha encantado el post.
Besos
Muchas gracias. Ahora te iba a escribir en tu blog porque me ha encantado también el post. de la Sra. Carmen. Nosotros de pequeños teníamos a María que nos pasaba tabletas de chocolate. Siempre recordaré sus uñas largas y pintadas de blanco perlado... El comienzo del curso nos ha pillado inspiradas. Besos.
EliminarCómo te entiendo Lola!!!
ResponderEliminarÁnimo que ya está hecho!!!
Las mías llevan desde el viernes en el bendito colegio, qué dinero más bien pagado!!
besos
Sí, me temo que no soy la única madre desesperada. Muchas gracias por los ánimos. Besos.
Eliminarcomo te entiendo, ayer lunes 10, a las 9: 05 no me lo creía.
ResponderEliminarEl silencio se hizo en la casa, y nadie que me llamará maaaammmmmá mira Benja, maaaammmá mira Bruno...
Benditos profes =)
Un beso y a disfrutar las 4 horitas con gusto. =)
Que luego por la tarde los queremos más, jajaja.
=)
Tengo más suerte que tú. Los mios comienzan y terminan con el horario completo. Vamos, que estoy libre hasta las cinco. ¡Que gustazo! Muchos besos.
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