Ha sido esta semana y parte de la anterior
en las que hemos podido descubrir dos machos alfas, muy dispares, pero alfas a
fin de cuentas.
Antes de nada, os dejo que visitéis el blog
de Marta Jimenez Serrano en El Confidencial (sólo por un ratito, ¡eh!) para que podáis entender qué es un macho alfa.
Leído y entendido ésto, volvamos a lo mío.

Primero estuvo casado con la madre de sus
cuatro hijos (que no son pocos) desde los años 70 hasta 2007 y política
reconocida, Ségolène Royal. No tengo el gusto de conocerla personalmente ni la
he seguido en su actividad pública pero, viendo fotos y leyendo un poquito, te
das cuenta que ni es fea ni debe ser tonta.
Deja a Ségoléne y se lía con Valérie Trierweiler, su actual pareja reconocida y como dice Paquirrín, con más cuernos
que el padre de Bambi. Periodista francesa y por lo visto, mujer de gran
carácter. Tampoco es fea. Y menos tonta. Terminando de sobrevolar los cuarenta.
Y mientras tiene a Valérie en la cama de su
habitación del Palacio del Elíseo, se escapa por las noches para “visitar” a
una jovencita actriz, bella también ella, llamada Julie Gayet, que por cierto,
comienza a sobrevolar los cuarenta, y desayunan cruasanes en amor y compañía.
Y, viendo a este macho alfa, yo me pregunto
y me asaltan las dudas, ¿tiene que ser la bomba en la cama? ¿O será el poder
que les da un halo que yo no veo? Porque por mucho poder que tengan nuestros
presidentes, cualquiera de ellos, la verdad es que no me ponen ni un poquito.
¿Qué será lo que tiene este hombre para semejante currículum amoroso conocido?
Porque yo no se lo veo por ningún lado. No es sincero, no es guapo, no es
honesto, no es fiel, no tiene un cuerpazo aunque seguro que es inteligente,
ambicioso... ¡Lo tiene todo el perla!
Éste sí que está bueno, tiene un cuerpazo y
es guapo. Le sobran todas esas joyas tan horteras que se pone en manos y orejas
pero el muchacho es agradable a la vista. Es joven. No creo que sea inexperto.
Tiene dinero. No creo que sea el colmo de la inteligencia pero para llegar
donde ha llegado, seguro que tonto no es y tiene espíritu de sacrificio y
ambición. Y cuando le dan su segundo Balón de Oro y se acerca su churumbel para
darle un beso, se pone a llorar cual magdalena. No podía ni hablar el hombre
del hipo que tenía. Vamos, ¡que un poco más y lloro yo también! Que
sobrevolando los cuarenta nos ponemos sensibleras. Y ver a su madre,
limpiándose las lágrimas y lo que no eran las lágrimas, con el chal. ¡Eso no
tiene precio! ¡Qué momento! Y la gélida de la novia, como buena rusa, que hasta
hacía pucheros. Tremendo.
Sí. Una vez más, la raza humana me
sorprende. Sobre todo la varonil. Siempre ellos tan gallitos, tan de acero y
llega una jovencita (con cuarenta somos jovencitas. Sin ironías) con ganas de
marcha (cosa que me parece estupendo) y se juega su relación, su imagen pública, su carrera profesional… Todo.
O, les da un beso uno de sus hijos, y se les desprenden todas las corazas de
golpe y porrazo.
Hombres, perdonarme, pero sois pura carcasa. Con corazoncito, sí. Pero carcasa. Ahora que, con mocos y todo, me quedo con Ronaldo.
Llevo una semana que no pego ojo con el culebrón venezolano de Hollande, ¡ni Ambiciones en los noventa! Gracias por esta entrada. Un besazo. http://universovarietes.blogspot.com.es/2014/01/primeras-vedettes-infantas-y-novicias.html
ResponderEliminarPues bastante tenemos con preocuparnos por Paquirrín y familia como para también no pegar ojo por Hollande!!! ;D Besos.
EliminarSi tengo que elegir me quedo con Hollande de cabeza, lo tengo cristalino.
ResponderEliminarAhora mismo te leo y me entero el por qué de esa preferencia. Muchas gracias por tu visita y tu comentario. En serio, para mí, es todo un honor. Besos.
EliminarHola Lola!! jajjaj que razon tienes!!!
ResponderEliminarVamos, que tú también te quedas con Ronaldo, ¿no?
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