¡Qué cansancio! ¡No puedo más! No hemos
parado en todas las Navidades y todavía nos queda la Cabalgata de Reyes y el
Día de Reyes. ¡Qué palizón! Mi marido es de los que piensa que ya parará cuando
tenga ochenta años y yo me abonaría al lema del canal de televisión Divinity,
“Sofá, manta y Divninity” que además, con el tiempo tan malo que está haciendo
en Madrid, es realmente lo único que apetece. Pero no. Hemos hecho de todo y
ahora os tenéis que aguantar que os lo cuento.
Además de las dos exposiciones que ya os he
contado, hemos montado en el Navibús. El Autobús de la Navidad de Madrid.
Recorre las calles más emblemáticas de Madrid por la noche para poder disfrutar
de las luces. No pude hacer fotos porque me quedé sin batería. Empieza a salir
a las seis de la tarde y nosotros estuvimos en la cola desde las cinco y
cogimos ¡el séptimo autobús! Una cola tremenda. Tienes que ir súper abrigado
porque como vas en la parte de arriba de un autobús de dos plantas, aunque la
velocidad es lenta debido al tráfico madrileño, el frío es muy intenso. Lo más
bonito, para mi gusto, la Puerta de Alcalá y la Casa de Correos o lo que es
ahora, el Ayuntamiento de Madrid en la plaza de Cibeles. A los niños les gustó
bastante excepto al pequeño, que decidió echarse un sueñecito teniendo en
cuenta la hora y media que había tenido que estar de pié esperando.
Ayer, mis padres se los llevaron a ellos y
al resto de nietos como todos los años, al Circo Price. Es un clásico navideño
como la plaza Mayor o la Cabalgata de Reyes. Los niños y los abuelos lo pasan
bomba. Yo no lo he visto nunca pero dicen que es precioso. Nosotros
aprovechamos para darnos un paseo de dos horas por el Barrio de las Letras,
Antón Martín, Chueca… ¡bajo la lluvia!
Mañana nos toca la Cabalgata que espero sea
en seco. Por primera vez, vamos a ir a la grande de Madrid porque la de los
distritos son cada vez más cutres consecuencia de la crisis. Pero yo paso de
irme con la escalera y todo el tinglado. Iremos al comienzo de la Cabalgata que
es en Nuevos Ministerios y si pueden ver algo, estupendo y si no, ¡qué se le va
a hacer! La intención es lo que cuenta.
Ánimo que ya va quedando poco. No me
entendáis mal. Me gustan las Navidades pero cuando cierro la puerta el seis de
enero a eso de las ocho de la tarde cuando volvemos de comer en casa de mis
padres, después de haber desayunado dos veces, en mi casa y en la de mis suegros
y hasta las narices de roscón, suspiro profundamente y doy gracias por la bien
que los hemos pasado y ¡porque hayan terminado ya las Fiestas!
¡Viva la rutina!
¿Os pasa a vosotr@s lo mismo?
Esto si que es un no parar, y yo me quejaba de pasarme una semana con la maleta hecha y de peregrinaje de familia en familia.
ResponderEliminarBesos
Raquel
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Creeme que ha sido un no parar. Y me temo que aunque me creía que iba a poder darme unas vacaciones para mí solita (cuando dejo a los niños en el cole), por unas cosas y por otras, ¡no lo consigo! ¡qué mal me organizo! Besos grandes Raquel.
Eliminar¡Vaya tela...! Jejeje seguro que ha merecido la pena. Feliz año ;)
ResponderEliminarSí ha merecido la pena porque todo ha sido bonito y los niños lo han pasado fenomenal pero ¡agotador! ¡Bendito cole! Muchos besos.
EliminarJajajaja, menudo ajetreo. La cuestión es que hay que disfrutar de la vida, pero yo me abono aL SOFÁ Y MANTA casi sin dudarlo!!!.
ResponderEliminarBesos
Es que con la manta y el sofá también se disfruta, ¿a que si? pero chica, mi marido eso no lo comparte ni de coña. ;( Besos grandes Encarni.
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