Aquí estoy de nuevo. Disculparme que el
miércoles no escribiera pero he estado culturizándome y arreglándome la melena y no
me dio tiempo a todo.

Y, ¿qué se reivindica en esta concentración?
Pues algo tan básico y tan descuidado por muchos como es la racionalización de
los horarios.
Sí. Horarios. Esos que muchos se pasan por
el forro por la sencilla razón de que no quieren volver a sus casas pero que
afecta directamente a los que sí tienen casas y familias a las que les gusta
atender y cuidar.
Ya conocemos todos el carácter español y no
vamos a renegar de ello pero sería interesante que fuéramos mejorando. No digo
cambiando porque es imposible pero al menos, mejorando.
Y, ¿cómo mejoramos? Pues haciendo que los
horarios de trabajo sean razonables. Que no exista la jornada partida. Que exista un horario flexible. Que se acabe
de una vez por todas con el calentamiento de silla y los cafetitos eternos. Que
se acabe con las miradas inquisidoras cuando te vas a tu hora después de haber
estado el tiempo por el que te pagan trabajando y no pelando la pava. Con las
reuniones eternas, infructuosas y a deshora…
Tantas y tantas cosas que he vivido y que me
gustaría que mis hijos no disfrutaran. Me gustaría que mis hijos no tuvieran
qué elegir entre cuidar de sus hijos o seguir su carrera profesional. Me
gustaría que mis hijos tuvieran una vida a parte del trabajo. ¡Tanto que nos
vanagloriamos los españoles que trabajamos para vivir y no vivimos para
trabajar y somos los europeos que más tiempo pasamos en las oficinas! ¡Qué irónico!
¿no?
Pero es una mentalidad que debemos cambiar
todos. Desde los más curritos hasta los gerifaltes porque, todos, y digo bien,
todos, entramos en ese juego absurdo alguna vez durante toda nuestra vida
laboral. Y dicen que ahora con las crisis, por el miedo a perder tu puesto de
trabajo, todavía se ha agudizado más. No
digo que no pero esta cultura del “yo me aguanto aquí hasta que se vaya todo el
mundo aunque no tenga nada que hacer para que me vea el jefe” ha
existido siempre. Y no ha nacido ahora
con la crisis.
Esta manera de pensar pertenece a nuestra
gilipollez cultural nacional y eso, debe cambiarse. Por el bien de todos. De
las y los que quieren ser madres y padres pero también de los y las que quieren
asistir al gimnasio y tomarse una cañita tranquila con los amigos, amantes y
demás familia. ¡O darse una vuelta con el perro!
No me enrollo más. Si queréis más info sobre
el tema podéis visitar la página, http://www.horariosenespana.es. Aquí
podréis también firmar el manifiesto en caso que no podáis asistir y leer mucho
más sobre este interesante tema que nos afecta a todos.
Gracias mil.
Totalmente de acuerdo con todo lo que expones en esta entrada.
ResponderEliminarEl tema horarios en España es absurdo, no gana nadie con ellos, baja la productividad y la calidad de vida.
Conste que soy una afortunada, ya que tengo horario de 8 a 3, y una tarde a la semana. Algo que debería ser más frecuente de lo que por desgracia es.
Un beso
No sólo debería ser más frecuente sino que debería ser casi obligatorio. Besotes.
Eliminar