Mi adorada cama |
Sí. Hoy os voy a hablar de la cama de uno
mismo. Ese lugar al que volvemos todas las noches. Para mí, incomparable. No he
conocido cama mejor que la mía.
Da igual las camas que pruebes. Aunque sean
mejor que la tuya, con un colchón carísimo y con las sábanas más finas, como tu
cama no hay nada.
Cada noche, cuando me acuesto, digo lo
mismo: “¡Qué rica mi cama!” Meto la mano debajo del cuello de mi marido, apoyo
mi linda cabecita contra la almohada y disfruto de ese estupendo momento. De
esos treinta segundos, si llegan, de total relajación.
Da igual que tengas tu propia cama en tu
casa de verano. Como la de tu día a día, ninguna.
Es una sensación de “da igual lo que pase
que mi cama y este momento, está aquí día a día” Ese “arrebujarse” en ese
preciso colchón con esa precisa almohada es El Momento. Mi momento.
Luego pueden venir cosas mejores (todos
sabemos cuales) y cosas peores. A lo mejor te desvelan las preocupaciones y te
tienes que levantar a tomarte dos valerianas. O que no coges el sueño porque
esa noche pasó de largo. O el niño llora
y te tienes que levantar a consolarle. O te pasaste con la cena y te mueres de
sed. O te pasaste con la bebida y tu vejiga no da para más.
Pueden ocurrir mil cosas pero El Momento,
ese primer momento de meterte en la cama después de un día de trabajo, o de
diversión, o de infelicidad, o de lo que sea, ese Momento, esos treinta
segundos, son indescriptibles. Puro placer.
Aunque no es un amor a primera vista. Para
que llegues a tal estado de enamoramiento han tenido que pasar años y muchas
vicisitudes. Pero sobre todo, años.
Este amor incondicional también lo sentí
hacia mi cama de soltera. ¡Qué gustito sentía cuando me cobijaba entre sus
sábanas y edredones! Y sin embargo, cuando una noche ya de casada tuve con
volver a dormir en ella, la sentí extraña. Ya no la quería igual. Ella no había
cambiado pero yo sí. Yo ya no era la misma. Ahora tenía otra cama de la que
estaba y estoy enamorada.
¡Qué egoísta mi corazón! ¡Qué cambiante! Estoy
segura que ella tuvo que sentirse mal. Yo no la quise engañar. De hecho, ya no
he vuelto a dormir en ella y nunca lo haría. Mi amor cambió, se enamoró de otra
y no quiero hacerle más daño.
Mi cama de soltera no pudo superarlo y acabó
desterrada a la casa que tienen mis padres en el “pueblito tableta de chocolate”
a la espera de que algún nieto se vuelva a enamorar de ella.
Pobre…
¿Sentís vosotr@s
este profundo amor hacia vuestra cama también?
Amor profundisimo hacia mi cama, aunque creo que ella no me quiere tanto a mi .... eso si, tengo una manía desde pequeña, no puedo tener cabecero, ni nada encima de la cama ... veo tu pedazo cuadro y seguro me paso la noche pensando ¿se caera?
ResponderEliminarbesines!
Pues ya te aviso de antemano que como se caiga, ¡nos mata sí o sí! Muchas gracias querida profe por compartirlo en Facebook. ¡Eres un amor! Y te tengo preparada una sorpresa para la próxima clase. Besos.
EliminarYo soy de esas desagradecidas que solo pienso en mi cama cuando me falta, y después de un viaje y dormir en camas ajenas,(aunque no con personas ajenas, no vayamos a pensar mal jajaja) es cuando siento ese gustito por la mía.
ResponderEliminarBesos
Raquel
Pues tienes que mimar a tu camita que luego se ponen celosonas y te hacen la puñeta con un mal dolor de espalda. ;D Besos grandes.
Eliminarque linda Lola! tu cama es preciosa!
ResponderEliminara mi me pasa igual aunque ahora tenemos un colchon un poco incomodo, pero no hay lugar como la cama, donde uno se relaja, disfruta de una buena pelicula, de un desayuno y de muchos etceteras! ;D
buen finde!
Y lo mejor, sin duda, los etceteras!!!! ;D Besos gordos.
EliminarLola, yo soy de dormir don de sea, no sé si por el sueño que paso o por que soy dormilona de verdad, pero si es cierto que más que años por la cama lo que me gusta es estar en ella, deseo que llegue ese momento por que en la cama me encuentro como protegida, en calma , no sé muy bien como explicarlo.
ResponderEliminarMe ha encantado el post.
Mil besos
¡Muchas gracias! Te has explicado perfectamente. Es el lugar donde más en paz te encuentras. ¡Un placer! Besos.
EliminarJajajjaja desde luego!! como mi cama no hay otra!
ResponderEliminar¡Qué viva tu cama también Rocío! Besotes.
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