Hoy quiero hablar sobre maternidad, crianza
y educación. Esos temas que tanto se llevan ahora y de los que tanto se habla
en internet.
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Ilustración de Lindy Longhurst |
Pero no se si voy a ser todo lo dulce y
apropiada que corresponde al tema. Aviso.
Como todos ya sabéis, me dedico 100% a la
maternidad. Para mí, la maternidad es un trabajo en sí. Y lo hago con gusto y
porque quiero. Es una elección personal.
Sin embargo, ayer, varias actitudes de los
niños me hicieron preguntarme, hasta qué punto esta dedicación 100% es
beneficiosa para los niños. Hasta qué punto estos niños serían más capaces e
independientes si no estuviera yo con ellos o si pasaran las tardes con una
cuidadora mientras su madre trabaja.
Hasta qué punto, el tener a su madre ahí
para todo lo que ellos desean y proveyéndoles de todo aquello que necesitan, es
o no es una buena educación.
Tengo clara la respuesta a esta pregunta: la
clave está en mí.
Pero no quiero seguir profundizando en ella
hasta no contaros qué es lo que pasó ayer que me hizo planteármelo.
Voy todos los días a llevarles y a
recogerles del colegio. Primero recojo al pequeño y luego a los mayores.
Tengo que reconocer que me encanta pararme a
hablar con algunas madres y que soy bastante charlatana. Y todas las tardes lo
hago. Con unas o con otras. Algunas veces un rato y otras veces, un rato más
largo.
Entiendo que ellos están cansados y tienen
ganas de llegar a casa y, cuando me paro más de la cuenta, se cabrean. “Jolín
mamá. No te pares. Que quiero llegar a casa.”
Y sobre todo ayer ya que, los jueves, es el
único día de la semana que no tenemos ni futbol ni natación y que nos podemos
pasar toda la tarde en casa sin más obligación que los deberes y ducharse.
Pero ayer, me tocaron las narices más de lo
normal enfadados porque querían irse a casa y que no me parara a hablar con
nadie. Y les hice ver que yo no soy su chofer que soy su madre. Y que soy
persona. Y que, como persona, tengo también mis gustos y mis preferencias. Y
que, además, creo que están por encima de las suyas. Y lo creo al 100%.
Que si se tienen que esperar mientras su
madre le da a la lengua, que esperen. Que no les pasa nada. Que no se mueren.
Ahora, los padres, estamos por debajo de
nuestros hijos. Ellos siempre son lo primero. En ellos y sus preferencias
pensamos siempre antes que en las nuestras.
Y no estoy de acuerdo.
Su padre y yo somos y estamos por encima de
ellos. Por eso, porque somos sus padres. No somos ni sus proveedores, ni sus
choferes, ni sus paseantes, ni sus agentes de viajes.
Somos sus padres. Y ellos hacen lo que
nosotros queremos dónde y cuándo queremos.
Siempre pensando en su bien, por supuesto.
Pero ya está bien de ese rollo que tenemos montando los padres de hoy en día en
el que, lo que digan los niños, es lo que prevalece.
Hay que enseñarles, y esa es mi labor, que no son reyes. Que son
príncipes y que los reyes son sus padres.
Que todos en la familia tenemos el deber de
hacernos felices los unos a los otros. Incluidos ellos. Que no sólo están para
recibir sino también para dar. Que no son el centro del universo. Y que sus
padres, son padres, pero también personas con su historia por detrás y por
delante.
Esta es mi, nuestra, forma de pensar y siempre ha sido
así. Algunas veces te dejas llevar y te sales sin querer del camino. Pero, ante
comentarios y situaciones como las de ayer, vuelves a encaminarte por la buena
senda. Aquella en que los hijos son eso, hijos y no reyes tiranos.
Y eso que, mis hijos dentro de que son
niños y por tanto, no son perfectos, son buenos y educados.
Esa es mi gran satisfacción. Porque eso
demuestra que no hago del todo mal mi trabajo. Y tampoco, es mala del todo, mi total dedicación.
Y vosotros, padres y madres del mundo,
¿pensáis igual o soy más dulces y comprensivos?
Ay Lola, lo que mevhas hecho reir.... yo no creo que haya "tiranía" de lis hijos, más allá de la expresión de sus propias necesidades y ahí es dónde entramos lis padres a hacerles ver que SUS necesidades, al pertenecer a un núcleo familia, no pueden estar por encima de las de NINGUN otro miembro... todo es negociable.
ResponderEliminarEn cuanto a ser lis chófer, agentes de entretenimiento y otros menesteres, estoy de acuerdo contigo: debemos hacerles ver que lo hacemos porque nos place no por obligación y que como es una muestra de nuestra generosidad, merece un trato y un reconocimiento.
Paciencia, que lo entenderán (al menos eso espero yo de los míos)
¿Sabes que me responden mis hijos cuándo les pido "paciencia"? "¡Dijo el loro y se estaba quemando!" por lo mucho que lo repito en casa. ¡Estos hijos! Y eso que son buenos... ¡madre mía! ¡Qué trabajo! No se tú, pero yo me repito más que el chorizo para que aprendan las cosas...
EliminarMuchas gracias por la visita y el comentario. ¡Me ha encantado tenerte por aquí! Besos.
Piensas muy, muy parecido a mi. Es muy difícil criar y educar a los hijos y la verdad es que la que tú llamas "tiranía" de los chiquillos está a flor de su piel y hay que andarse con ojo y sobre todo no olvidar y recordarles a ellos que los padres somos nosotros y que además somos personas.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un beso
¡Muchas gracias Encarni! Ayer estuve en una conferencia sobre Inteligencia Emocional para educar a los niños y fue súper interesante. Ahora os la cuento. Besos.
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