¡Qué no decaiga la fiesta! ¡Ni las fotos! Vamos chicas, animaros. Es divertido. Sólo se trata de mostrar lo bellas que estamos con nuestros bien llevados cuarenta años.
Nuestras abuelas con cuarenta años, ya parecían, eso, abuelas. Sin embargo, nosotras con cuarenta seguimos siendo bellas, jóvenes y joviales. No nos sentimos mayores. ¡Ni mucho menos! Nos sentimos con dos veces veinte años, lo que nos hace mucho más sabias.
Ya sabemos qué queremos. No necesitamos a nadie que nos dirija ni organice la vida. Tenemos claro, qué vida queremos vivir. Nada de espejismos. Una vida real.
Una buena vida y así de bellas.
lunes, 23 de febrero de 2015
ENTRE TERREMOTOS Y PISCINAS ANDA EL JUEGO
Lo siento. Ni me he enterado del terremoto. A esa hora
recojo a los niños del cole y, aunque hubiesen tirado la bomba de neutrones en
plena Castellana, tampoco me habría enterado. Hacen más ruido las mochilas de
ruedas de los niños que cualquier terremoto.
Por suerte, no ha ocurrido nada que tengamos que
lamentar a no ser que contemos como víctimas a todos esos chistes malos que
corren por WhatsApp.
A parte del dichoso terremoto, hoy ha sido un día a tope
porque también he ido a la piscina que, como ya sabéis, me da mucho juego. ¡Me tienen
loca, esta vez, las abuelillas! ¡Qué tercera edad más marchosa! Sales tú medio
muerta, con la lengua por el suelo y los ojos que no saben si son tuyos o del
vecino y te encuentras con una de estas abuelillas marchosas que acaban de
terminar su clase de aquagym y se animan para “hacerse unos larguitos”. ¡Qué no
han tenido suficiente movimiento!
Y luego se duchan en esa agua gélida. Mientras me visto
rápidamente, para ducharme calentita en mi casa, las oigo gritar porque el agua
sale helada pero ¡no se achican! Y aguantan como jabatas debajo del agua porque
además de atléticas, ¡son más limpias que los chorros del oro!
Pero no siempre esta tercera edad es tan legal ni tan
ejemplarizante. Sin ir más lejos, el otro día estaba haciendo cola en el
Supercor para pagar cuando la señora de detrás decide que ya se ha hartado de
esperar y cuando me tocaba ir a pagar, pasa de delante de mí con todo su morro
y se va hacia la caja.
A mi eso me sienta fatal. Así que, ni corta ni perezosa,
me voy a hacia ella y por supuesto, le digo que me toca a mí y que se espere.
No os creáis que se inmutó mucho. ¡Qué rabia me da eso! Se
creen que por tener más edad, tienen más derechos. Y eso ¡se lo dice a una
cuarentañera! ¡Pues sí hombre! ¡Para eso estamos!
Menos mal que estas morrudas y morrudos que se dan en
todas las edades, son los menos. Lo normal es que nuestra tercera edad sean
gente noble, luchadora, robusta y con ganas de estar al día y en la honda.
Yo el día de mañana, sin dudarlo, que quiero ser así de
fuerte y vigorosa. Para nada quiero estar achacosa y sentadita en un sillón,
cual geranio. O como el monge ese que se han encontrado en la posición de
meditación. Como una momia. A mi que no me digan pero me parece una chorrada
que un buen día, digas, “voy a meditar un ratito” y te quedes en ese estado
para el resto de tu vida hasta el punto de que te encuentren después de muchos
años, cual mojama. Sequito, sequito.
Pues eso, que el terremoto no lo he sentido pero a las
terremotos las he notado ¡de lo lindo!
viernes, 20 de febrero de 2015
BELLAS MUJERES DE 40
Un viernes más, una nueva remesa de bellas mujeres de cuarenta.
Algunas de ellas las conozco de toda la vida. Como si fuéramos hermanas. Compañeras del colegio unas, desde parvulitos hasta la fecha ¡aguantándonos! Y de la playa, donde soy tremendamente feliz, y desde el mismo capazo hasta hoy, otra.
A las demás, nos la conozco personalmente pero nos ha unido esta pasión bloguera que nos tiene como tontas mirando el ordenador durante horas. Se de sus vidas por sus blogs. Ellas saben de la mía, por mi blog. Probablemente, si nos hubiéramos conocido personalmente, a lo mejor, pudiera ser que no nos hubiéramos fijado las unas en las otras. Pero, este mundo 2.0 es lo que tiene. Que conecta personas. En este caso, mujeres de cuarenta que, de otro modo, hubieran pasado desapercibidas para nuestras vidas. Y que ahora, sin embargo, tienen su parcela. Su hueco. Un hueco que intentamos cuidar con cariño entre trabajos varios, niños, maridos y demás parafernalia que nos acompaña.
A ellas, a mis amigas-hermanas les doy las gracias por aguantarme desde hace tanto tiempo y por compartir sus vidas conmigo y ser una parte tan importante de la mía. Sin ellas, seguro que no sería la misma.
Y a ellas, mis amigas-blogueras, les doy las gracias también por guardarme en un rinconcito de su mundo aunque sea virtual.
Y a ellas, mis amigas-blogueras, les doy las gracias también por guardarme en un rinconcito de su mundo aunque sea virtual.
Son éstas y son así de bellas.
miércoles, 18 de febrero de 2015
A VUELTAS CON EL SENTIDO COMÚN
Creo que no es la primera vez que hablo sobre el sentido
común o la falta del mismo. Hoy me he topado con otro de esos casos en los que
yo veo tan clara la falta de sentido común. Os lo cuento y opináis si es que yo
soy demasiado exigente o intransigente.
Hoy me tocaba una de mis visitas a esa piscina que adoro
tanto y para mi sorpresa, estaba hasta la bandera. Casi todas la calles estaban
ocupadas por clases y sólo quedaban dos calles para el nado libre.
Total, que estábamos como piojos en costura.
A mi, particularmente, no me gusta nadar con tanta gente.
Sobre todo, cuando voy nadando a espaldas. No nado bien porque voy preocupada
con no darme contra el borde, con no dar al que nada en mi calle o, no dar al
que nada en la calle de al lado. Sin contar que voy intentando concentrarme en
nadar correctamente, con los brazos y la espalda bien estiraditos. Vamos, con
demasiadas cosas a las que prestar atención como para estar pendiente también
del que tengo por delante y el que tengo por detrás.
Y en esas estaba, cuando me doy cuenta que, en vez de tres
en mi calle, que para mi ya es multitud, ¡somos seis! Me paro. Me quito las
gafas para ver mejor porque las jodías siempre se me empañan, y miro a la calle
de al lado en la que no veo nadando a nadie. Sólo en la parte donde se hace pie
veo a un matrimonio con tres hijos de edades comprendidas, más o menos, entre
los ocho, seis y cuatro años. Los mayores con churros y la pequeña, con
manguitos. La calle toda vacía y ellos allí flotando, bañándose y nadando sólo hasta
casi la mitad de la piscina. Enseñando a los niños.
Claro, ante tal circunstancia, todos los que estaban
nadando en ese calle, se pasan a la nuestra y allí estábamos todos
espachurrados por culpa de una familia que chapoteaba sólo en una parte.
A mi me váis a perdonar pero no lo veo normal.
Al comentárselo a la socorrista, que es un encanto y muy
amable, me contesta que “están en su derecho”. Que no puede hacer nada. Que ha
dado la mala casualidad que hemos ido todos a la misma hora y el día que más
petada está la piscina. Y no dudo que tenga razón, que están en su derecho y
que la fatalidad ha querido que todos queramos mantener la chicha a raya el
mismo día a la misma hora.
Pero yo, madre de tres, me pregunto, ¿no se estaban dando
cuenta esos padres que estaban estorbando? ¿No se percataban que tenían toda
una calle para ellos solos mientras los demás nadábamos a trompicones?
Creo que, si yo hubiera sido esa madre, con total y
absoluta tranquilidad, hubiera sacado a mis hijos de la piscina y les habría
explicado que era mejor esperar. De esta manera, no sólo estaría enseñando a
mis hijos a nadar si no también a demostrarles que vivimos en una sociedad y
que unas veces ceden unos y otras veces, ceden los demás. Y que visto lo visto,
era el momento de ceder ellos. De salirse de la piscina, no estorbar y esperar
el momento de que ellos pudieran nadar y disfrutar de la piscina sin molestar
al resto.
Probablemente soy una intransigente. Puede ser. Pero
también os diré, como le he dicho a la socorrista que, cuando un abuelete se
mete en la piscina en la calle que estoy yo, me aguanto a su ritmo. Igual que
me aguantan a mi el mío cuando en la misma calle se mete un hombre que, con
sólo una de sus brazadas, ya recorre media piscina.
Pero el caso de esta familia no era lo mismo. O al menos,
no lo veo igual. Una niña de cuatro años de ninguna manera puede cruzarse una
piscina olímpica con manguitos. Sin embargo, hay abueletes y abuelillas con
churros que ¡ya quisiera yo pillarles!
lunes, 16 de febrero de 2015
RECUPERAMOS EL ¡CINE MAÑANERO!
Sí. Que hacia mucho tiempo que no íbamos de Cine Mañanero
y mira que nos gusta. El desayunito tranquilo y charlado y luego, nuestro cine
entre jubiletas mayormente.

“Las ovejas no pierden el tren” es una película dirigida
por Álvaro Fernandez Armero y protagonizada por Raúl Arévalo, Inma Cuesta,
Candela Peña y Alberto San Juan. Se centra en la vida de un matrimonio con un
hijo y en búsqueda y captura del segundo que decide marcharse al campo a vivir
y todo lo que les rodea: la hermana soltera y desesperada por encontrar marido;
hermano divoriciado cincuentón con crisis de edad y enamorado de una
veinteañera; marido con crisis profesional y hastiado de todo y mujer, que
intenta mantener a flote la familia tanto a nivel personal como económico.
Vamos, lo que podemos vivir todas de una u otra manera.
Entramos a verla por descarte y sin tener muy clara la
elección y nos sorprendió gratamente por se una pelicula real, cercana,
divertida y bien interpretada. Ideal para lo que nosotras buscamos en el Cine
Mañanero que es algo tan, tan secillo como pasar un buen rato. Sin más.
Por supuesto que os la recomiendo.
Probablemente, la siguiente película de Cine Mañanero sea
la archiconocida “50 sombras de Grey”. No me he leído el libro aunque lo tengo
desde hace mucho tiempo en la mesilla pero me da una pereza tremenda. Y la
película pues tampoco me mata pero sí me genera más curiosidad. Además hoy una
buena amiga me ha enviado la llamada de la “fósfora” Araceli al programa de
Carlos Herrera hablando sobre el libro y me he reído tanto que lo mismo me
animo y me leo el libro. Al menos uno. No se si seré capaz de leerme los tres…
Os dejo el postcast de la llamada de la “fósfora” para que
paséis un ratito divertido que no hay nada mejor ni más excitante que unas
buenas risas, ¿o no?
viernes, 13 de febrero de 2015
BELLAS MUJERES DE 40
Un viernes más, sigo mostrándoos bellas y orgullosas mujeres de 40.
Mujeres con sus defectos y con sus virtudes que miran al mundo de frente y con ganas de seguir hacia adelante.
Madres, no madres, gorditas, flaquitas, con arrugas, retocadas, trabajadoras todas, profesionales algunas... Pero todas, todas, agradecidas con sus vidas. Seguro.
Disfrutarlas. Y ¡animaros a enviarme vuestras fotos a elmovimientomaruja@gmail.com! ¡Mostremos al mundo nuestros bellos rostros! ¡Nuestras sonrisas! ¡Nuestras miradas!
Aquí estamos. Somos las mujeres de 40 y nos ponemos al mundo, ¡por montera!
miércoles, 11 de febrero de 2015
HOY HABLEMOS DE BELLEZA
De la que nos viene de serie. De la que debemos cuidar
para que se mantenga sana y saludable, independientemente de alguna arruguilla
en los ojos o en la comisura de los labios. Pero como decía una de esas frases
que todas llevábamos escritas en nuestras carpetas clasificadoras forradas con
fotos del SuperPOP, “las arrugas son el lugar donde debieron estar las
sonrisas” ¡Tan cierto!
Pero el caso es que, para lucir sana y bella (todo lo
bella que puede estar una) con la cara lavada que es como voy la mayoría de los
días, me suelo hacer una limpieza de cutis al año. Ya se, ya se que debería
hacerme más pero tiempo al tiempo.
Total, que donde me hago a veces la manicura para lucir
manos bellas y limpias, teniendo en cuenta el gran rato que se pasan en agua
por las fregadas varias y la piscinita de las narices, también hacen limpiezas
de cutis con aparatología. Y para animarme más todavía, había y hay una oferta
de “a mitad de precio” que incluye limpieza+vitamina C+radiofrecuencia.
Y yo, que lo reconozco, si tuviera dinero estaría todo el
día en un salón de belleza probando todo tipo de tratamientos para cualquier
parte de mi cuerpo, me faltó tiempo para acogerme a la oferta. Y allí he estado
esta mañana dos horitas, disfrutando hasta de la “extracción” que dicen ellas.
Y os preguntaréis que cómo he quedado. Pues en la gloria
por la relajación de estar dos horas tumbada pero, me temo que, para que se note
bien, bien, hay que hacerse al menos cinco sesiones de radiofrecuencia con
vitamina C. Vamos, ¡que me reconozco al mirarme al espejo! Y sigo aparentando a
una mujer de 40. Y no he quedado más fea tampoco cosa que ya sabéis que puede
ocurrir teniendo en cuenta las últimas barbaridades que se han hecho las
antiguamente bellas, Uma Thurman y Renée Zellweger. ¡Qué horror!
Comprendo que la presión, sobre todo siendo actriz, que
impone la sociedad por estar guapa es enorme. Pero, tanto, tanto, ¿cómo para
modificar tu rostro de esa manera? Y si hubieran ido a mejor pues todavía
podría estar justificado pero, es que ¡han quedado feas cuando antes no lo
eran! Por más vueltas que le doy, menos lo entiendo…
Pero, al grano. No puedo decir que me haya quedado sin
arrugas pero sí puedo confirmar que la mañana ha sido muy, muy agradable porque
además, la radiofrecuencia no es nada desagradable y desprende un calorcito que
daba mucho gustito teniendo en cuenta las temperaturas gélidas que estamos
“disfrutando” estos días.
¿Alguna que se haya hecho un tratamiento más largo de radiofrecuencia
en el rostro y quiere contarnos su experiencia?
Yo por mi parte, seguiré probando estos tratamientos. Me sacrificaré sólo para contároslo. ;D
lunes, 9 de febrero de 2015
MODELOS CUARENTAÑERAS... Y NO SÓLO DE PASARELA.
Seguro que todas habréis visto las fotos en las revistas y
también, en algún programa de televisión. Son las imágenes en las que, Nieves
Alvarez, desfila impresionante y con un vestido transparente entre modelos
veinteañeras en la Semana de la Alta Costura de París. Ella que sobrevuela los
cuarenta, para mi gusto está mejor que Cristina Pedroche (que también me parece
que está estupenda pero con casi veinte años menos) y su vestido transparente
para dar las campanadas esta pasada Nochevieja.
![]() |
via www.lavanguardia.com |
![]() |
vía www.elpais.com |
Que duda cabe que todas estas modelos, cuarentañeras o no,
viven por y para su cuerpo. Que, seguramente, recién paridas son sometidas a
algún tratamiento (o cirujía) estético para que sus barrigas no queden fofas y
no tengan que hacerles odas a sus cinturas desaparecidas.
Pero también creo que habrá algo, o mucho, de sacrificio.
Muchas horas de gimnasio, otras tantas de hambre, ojos llorosos mirando las
palmeras que sus hijos deboran… Otro tanto habrá de genética, también. Que yo
tengo amigas que las muy cabronas (dicho desde el cariño) están mejor que
cuando tenían veinte y, aunque madres de tres y cuatro hijos, no cuentan con la
lorceta que cuento yo.
Pero a lo que íbamos. Que ahora, las de cuarenta, estamos
a tope. Estamos al día. Sigue siendo nuestro momento. Nunca ha dejado de serlo.
Porque lo que tenemos más claro, es que hemos cumplido cuarenta años y estamos
a la mitad de nuestra vida pero, en ningún caso y de ninguna manera, dejamos de
tener la menta abierta, despierta, soñadora, viva, con ganas, luchadora.
Que no vamos cuesta abajo. ¡Qué vamos cuesta arriba! Y que
la subimos ágilmente. Que arriba del todo, en la cumbre es donde siguen
nuestros sueños por cumplir ¡y nos quedan mucho!
Que se lo pregunten, no sólo a Nieves o Naomi, Penélope
Cruz, Soraya Saez de Santamaría, Susana Diaz, Susanna Griso, Pilar López (Nueva
Presidenta de Microsoft España), Irene Cano (Responsable de Facebook España), Mamen
Sánchez…
Seguro que se os ocurren más. Incluídas nosotras mismas.
viernes, 6 de febrero de 2015
BELLAS MUJERES DE 40
Y, tal y como prometí, aquí tenéis otra remesa de Bellas Mujeres de 40. Todas reversibles. Son bellas por dentro y por fuera.
Observarlas bien. Todas valen su peso en oro y seguro, seguro que valen más por lo que callan que por lo que cuentan.
Gracias a todas por participar. Mi más sincera admiración por vuestra generosidad.
miércoles, 4 de febrero de 2015
ODA A LA CINTURA DESAPARECIDA
Sí. Oda. Sí. Desaparecida.
Un día me miré en un espejo y pensé: “¡leche! ¿Dónde está
mi cintura?” Pero como soy bastante positiva (incluso irreal) decidí no mirarme
en los espejos de lado, solo de frente, y así verme estupenda (o simplemente,
bien)
![]() |
No se de quién es esta cintura pero es tonta, ¡seguro! |
Pero, un fatídico día, mi marido me hizo una foto con la
niña al lado, así como de escorzo y, de nuevo, “¡leche! ¿Dónde está mi
cintura?” Sin embargo, esta vez no pude esconderme ni dejar de mirarme. Esta
vez, la jodía foto estaba impresa en un calendario familiar y cada vez que
miraba el dichoso calendario en el mes de marzo, me recordaba que mi cintura
había desaparecido.
¿Qué le había pasado a mi cinturita? Nunca fue de avispa
porque soy más de tipo chupa-chups pero, al menos, se intuían en mi cuerpo
pequeñas honditas laterales donde ahora no había más que chica y más chicha.
“¡Esta dichosa edad!¡Son los cuarenta!” clamaba por la
casa. Le gritaba a la foto, “¡Yo no soy esa!” Pero sí. Sí soy esa.
Soy esa Lola de más de cuarenta, madre de tres hijos que
nacieron muy, muy hermosos. Demasiado hermosos diría yo. Vamos, que si los
niños hubieran pesado medio kilo menos (e incluso un kilo menos con el último)
tampoco hubiera pasado nada. Mi cintura, de seguro, lo habría agradecido porque
ahora, seguiría existiendo. No estaría recubierta y protegida por un flotador
cansino y adherido a mi cuerpo cual novio veinteañero (que, por desgracia,
tampoco es que tuviera muchos…)
Sí, la Lola de ahora no tiene cintura pero tiene tres
hijos. Mi gran aportación a este mundo. Mi mayor logro.
Sin embargo, y dado que este año es “el año”, mi cintura
quiere renacer cual Ave Fenix. Y la voy a dejar resurgir. Sólo me queda apartar
para siempre de mi vida la Coca-Cola Light, las galletas y las palmeras de
chocolate (sólo de pensar en decirles adiós, lloro)
Ahora le digo hola al consomé y los purés de verduras.
Ahora le digo hola al hambre que me acompaña todo el día y al agua de la
piscina en la que nado cual posesa. Ahora le digo hola al kiwi mañanero y a la
asquerosa agua caliente con limón. Ahora le digo hola al pavo braseado y a los
yogures de bífidus activos.
Lo cuento aquí para mentalizarme. Os lo cuento a vosotros
porque así creo que me exigiréis cumplir con mis promesas. Pero no me pidáis
que me mire de lado en el espejo. Eso no. No pienso. Yo siempre de frente y
sonriendo. Que así me veo mejor. Y aunque engañada, soy feliz.
Por suerte, mi mente sigue siendo la de aquella loca de
veinte. Y aquella loca de veinte, era optimista y delgada por naturaleza. De
aquella loca de veinte, ahora sólo queda el optimismo y las ganas de vivir y
disfrutar. Y la delgadez volverá porque, esta loca de cuarenta, es cabezona y
plasta ¡hasta decir basta!
¡Tranquila cintura! ¡Que voy a por ti!
lunes, 2 de febrero de 2015
¡AHORA TAMBIÉN EN FACEBOOK Y EN INSTAGRAM!
¡Qué no decaiga! ¡Qué estoy "toloca"! ¡Qué siga la fiesta!
¡Qué sí!¡Qué sí! Que ahora también puedo seguir dándoos la matraca por Facebook e Instagram, si os apetece claro.
Que me he liado la manta a la cabeza y ya sabéis que este año va a ser "el año".
En Facebook podéis encontrarme como "Sobrevolando los Cuarenta" y en Instagram como, sobrevolando_los_40. Y por si no lo sabíais ya llevo tiempo en Twitter como @Volar40
Intentaré mostraros, en Facebook y Twitter, contenidos interesantes sobre esta época de nuestra vida. Tanto de belleza (que no nos hace falta), como de estilo de vida, moda, maternidad... Todo aquello que encuentre por los mundos "internianos" y desde luego, compartiré también los post que escriba en el blog.
En Instagram sobre todo compartiré las fotos que hagamos durante los Movimientos Marujas, mis paseos turísticos por Madrid y por supuesto, fotos de los viajes (como si estuviera todo el día de acá para allá...) tanto con niños como sin ellos.
Espero que os guste la idea y que, sobre todo y más importante, los contenidos os sirvan para ayudaros con algo o, simplemente, para arrancaros una sonrisa.
Voy a poner todo mi empeño en agradaros y entreteneros. Espero conseguirlo. Ya me diréis.
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