Lo siento. Ni me he enterado del terremoto. A esa hora
recojo a los niños del cole y, aunque hubiesen tirado la bomba de neutrones en
plena Castellana, tampoco me habría enterado. Hacen más ruido las mochilas de
ruedas de los niños que cualquier terremoto.
Por suerte, no ha ocurrido nada que tengamos que
lamentar a no ser que contemos como víctimas a todos esos chistes malos que
corren por WhatsApp.
A parte del dichoso terremoto, hoy ha sido un día a tope
porque también he ido a la piscina que, como ya sabéis, me da mucho juego. ¡Me tienen
loca, esta vez, las abuelillas! ¡Qué tercera edad más marchosa! Sales tú medio
muerta, con la lengua por el suelo y los ojos que no saben si son tuyos o del
vecino y te encuentras con una de estas abuelillas marchosas que acaban de
terminar su clase de aquagym y se animan para “hacerse unos larguitos”. ¡Qué no
han tenido suficiente movimiento!
Y luego se duchan en esa agua gélida. Mientras me visto
rápidamente, para ducharme calentita en mi casa, las oigo gritar porque el agua
sale helada pero ¡no se achican! Y aguantan como jabatas debajo del agua porque
además de atléticas, ¡son más limpias que los chorros del oro!
Pero no siempre esta tercera edad es tan legal ni tan
ejemplarizante. Sin ir más lejos, el otro día estaba haciendo cola en el
Supercor para pagar cuando la señora de detrás decide que ya se ha hartado de
esperar y cuando me tocaba ir a pagar, pasa de delante de mí con todo su morro
y se va hacia la caja.
A mi eso me sienta fatal. Así que, ni corta ni perezosa,
me voy a hacia ella y por supuesto, le digo que me toca a mí y que se espere.
No os creáis que se inmutó mucho. ¡Qué rabia me da eso! Se
creen que por tener más edad, tienen más derechos. Y eso ¡se lo dice a una
cuarentañera! ¡Pues sí hombre! ¡Para eso estamos!
Menos mal que estas morrudas y morrudos que se dan en
todas las edades, son los menos. Lo normal es que nuestra tercera edad sean
gente noble, luchadora, robusta y con ganas de estar al día y en la honda.
Yo el día de mañana, sin dudarlo, que quiero ser así de
fuerte y vigorosa. Para nada quiero estar achacosa y sentadita en un sillón,
cual geranio. O como el monge ese que se han encontrado en la posición de
meditación. Como una momia. A mi que no me digan pero me parece una chorrada
que un buen día, digas, “voy a meditar un ratito” y te quedes en ese estado
para el resto de tu vida hasta el punto de que te encuentren después de muchos
años, cual mojama. Sequito, sequito.
Pues eso, que el terremoto no lo he sentido pero a las
terremotos las he notado ¡de lo lindo!
Ese chiste me lo han enviado también a mi, menuda imaginación!! Yo tampoco me he enterado del terremoto pero una amiga mía se ha pegado un susto impresionantes, esperemos que no vuelva a pasar. Bss y feliz lunes!
ResponderEliminarEsperemos. A mi siempre me llama la atención como la gente es tan rápida y tan creativa para que, un segundo después del evento que sea, ya está el chiste circulando como si supieran lo que va a ocurrir. ¡Me alucina!
EliminarPues la primera noticia que tengo del terremoto, la verdad que hoy a sido un día de desconexión total, ni internet ni tan siquiera he puesto la tele, para un día que me desconecto van y pasan cosas joooo...
ResponderEliminarPues no viene nada mal un día de desconexión total. Deberíamos hacerlo todos al menos, un día a la semana. Y ¡para las noticias que tenemos!
EliminarYo tampoco me he enterado del terremoto, en la Comunidad Valenciana hoy hemos tenido bastante con "el caloret" de Rita Barberá, pero toda mi familia y mis amigos de Albacete me han tenido al tanto del movimiento sísmico y al cuarto de hora ya tenía el móvil inundado de graciosas burradas manchegas.
ResponderEliminarSi es que no dejamos escapar una.
Besos
¡Ay Encarni! Que cada jueves que veo Cuéntame, me paso el capítulo acordándome de tí y tu Tobarra natal. Y también me he acordado de tí nada más me han dicho que el epicentro había sido en Albacete. Ahora que, efectivamente, lo de la Barberá supera cualquier terremoto. ¡Ay señor! Lo bueno que es una jubilación a tiempo...
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstamos tan poco acostumbrados a los terremotos que ni sintiéndolos pensamos que lo sean... A mí me pilló uno tomando el sol en la piscina, me agarré a la tumbona y pensé, ¿pues no parece que esté colocada? Hasta que no vi la prensa al día siguiente no supe que el colocón espontáneo había sido un movimiento de tierra.
ResponderEliminar¡Qué bueno! Mejor un buen colocón que cualquier terremoto. Y tumbada en la piscina, ¡mejor todavía!
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