¡Estaba como loco de contento! Vegetta iba a
firmar su libro recién publicado, "Wigetta, un viaje fantástico", en el Hipercor del Campo de las Naciones. Y él
iba a ir a que, su ídolo Vegetta, se lo firmara. Llevaba toda la semana con ese
tema. ¡El martes iba a conocer a Vegetta!
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foto de Vegetta777 |
Para todos los que no sepáis quién es este
individuo que, seguro seréis los menos, Vegetta es un chaval de unos
veintitantos años que se dedica a comentar vídeos en Youtube. Sobre todo, del
MineCraft, juego que mi hijo pequeño, adora. El “chaval” o “Youtuber” tiene, ni
más ni menos que, 8.000.000 de seguidores. Así, tal cual. 8.000.000. Hasta el
punto que se ha ido a vivir a Los Ángeles y desde allí, junto con su amigo
Willy, se dedica a jugar, a subir los vídeo y a ganar dinero como un campeón.
Y, el niño le adora.
A mi, al principio, no me gustaba que estuviera
todo el día con el Ipad escuchando al muchacho y viendo como juega al
MineCraft. Todo el día peleado con él para que apagara el dichoso Ipad.
Hasta que un día me contestó todo digno, “mamá,
es que veo a Vegetta porque así me enseña a hacer cosas en mi mundo de
Minecraft. Aprendo cosas que luego pongo en práctica. Mira qué de vacas tengo.
Mira que casa tan bonita me he construido. Mira que cascada.”
Total, que ante tal profusión de vacas y
casitas, decidí no seguir luchando contra eso e intentar entenderle. Siempre,
teniendo en mente, que el niño tiene seis años.
Se compró un libro de el Minecraft. Lo hablé
con su tutor que me comentó que, por lo visto, este juego es ideal parapotenciar todas nuestras inteligencias múltiples (debe ser que tenemos muchas
pero pocos somos capaces de reconocerlas) Hasta el pasado sábado cuando escuché
en el Hipercor por megafonía la próxima visita del famoso Vegetta.
Ese martes, el niño se levantó como loco. “Hoy
voy a conocer a Vegetta”. Su padre les recogió del colegio y todos derechitos
para allá a conocer a Vegetta. A mi ya me salía Vegetta por la oreja y al
llegar allí, ¡madre mía! ¡hasta la policía municipal poniendo orden en la
pedazo de cola que salía del centro comercial y daba la vuelta al edificio!
Fue imposible quedarse. No pudo conocer a
Vegetta. Vegetta no pudo conocer a su mejor (y más adorable) seguidor.
Y mientras hacía pis para acostarse a la vez
que lloraba amargamente, me dijo, “¡qué día tan malo el de hoy! ¡Una pesadilla!
¡Un sueño que quería cumplir y no lo consigo! ¡Qué triste estoy!”
Y siguió llorando. Y siguió haciendo pis.
Y yo, me moría de la risa… y de las ganas de
comérmelo de amor.
Y se acostó… y siguió llorando… Y le dije, “pero
¡si sólo tienes seis años! Te quedan muchos años por delante para conocer a
Vegetta y para cumplir muchos más sueños.”
Y él me dijo con puchero, “pues eso, con seis
años, y todavía no se me ha cumplido ningún sueño….”
Y sólo pude pensar, “hay que ver, qué pena, lo
que se ha perdido Vegetta…”