De resaca de todo. De la boda que tuve este fin de semana.
De las elecciones. De Eurovisión.

En la boda lo pasé bomba. Era de una íntima amiga. De esas
personas que conoces desde que naciste o más bien, nació porque es menor que
yo. Una boda feliz. Con unos novios, ya marido y mujer, que fueron lo mejor de
toda la boda. De esas parejas que sabes que se quieren con locura nada más
mirarse. Parejas bonitas. Una boda a la que no vas por compromiso. Vas porque
quieres y con gusto. Y la disfrutas. Y los tacones te duelen pero no de la
misma manera porque sarna con gusto no pica. De esas bodas que recordarás
siempre.
De resaca de las elecciones porque me aburren
soberanamente. No se quién se quedará de alcaldesa una vez se hayan cambiando
las estampitas y hayan jugado con nuestros votos y nuestros deseos. Los de esos
que tanto nombran durante las campañas y a los que tampoco caso hacen una vez
que ya hemos votado. Ahora me pregunto yo ¿conseguiremos tener ya Madrid
limpio? ¿O tapado los múltiples socavones que, cual varicela, inundan las
carreteras de Madrid? O todo quedará en agua de borrajas y sólo se preocuparán
de aquello que les gusta o les de más fama y prestigio frente al resto de sus
compañeros. De esa casta de la que no quieren formar parte pero a la que todos,
de una manera u otra, pertencen. Me temo que, al final, los ciudadanos, esos
con los que se llenan la boca, seguiremos aguantando al socavón y la basura de
la gente guarra que también la hay.
Y de Eurovisión, ¡qué decir! Además de confesar que no la
ví. Que la canción tampoco es que fuera la pera limonera pero tampoco como para
que quedara como ha quedado ¿no? Cierto es que el sueco está bueno pero,
Edurne, tampoco está nada mal y canta bien. Me da a mi que ésto es más de los
mismo, política y más política. ¡Qué asquito!
Así que tengo resaca de todo. Y según dicen, la resaca no
es igual a los veinte que sobrevolando los cuarenta. A nuestra edad, nos cuesta
mucho más pasarla. Y admitir que ya no podemos beber tanto como cuando teníamos
unos pocos menos de años. Ni tenemos estómago para tragar tanta chorrada.
Nuestros estómagos están ya algo sensibles y tragar carros y carretas, nos
cuesta más que antes.
Así que, hoy no tengo ganas más que de tumbarme y ver
alguno de esos rollos que echan en la tele. Pero, ¡nada más lejos de la
realidad! Porque, a diferencia de cuando teníamos veinte, ni nuestro cuerpo es
igual ni tampoco nuestras obligaciones. Y ahora, no tenemos ni tiempo ni
derecho de tener resaca. Ahora hay que estar al tajo a cada segundo. Y si estás
cansada, te jorobas. Y si tienes ganas de dormir y rascarte la barriga, te
jorobas. Y si sólo quieres pensar en las musarañas y mirarte el ombligo, ¡te
jorobas otra vez!
Y yo, sólo quiero volver a los veinte, para que el vestido
me quepa como antes, el alcohol me siente igual de regular, mis obligaciones
sean tendientes a cero y perfectamente retrasables y mi mente cuarentañera, no
me recuerdo que, ¡tengo que salir corriendo a recoger a los niños! ¡Me cago en
los cuarenta!
Que te encuentres sobrevolando los cuarenta, no significa que eres veinte años más vieja que una veinteañera. Significa que eres el doble de sabia de lo que es ella, o si quieres verlo de otra manera… eres veinte años mejor.
ResponderEliminarSi miramos con detenimiento el mundo, observaremos que de a poco se está consumiendo (ya casi está llegando al hueso) entonces, que te envidien las de veinte, porque tú si conociste y gozaste de un tiempo mejor al que se vive y al que se viene.
Brindemos por tus resacas pasadas y las que llegarán en el futuro (si así lo quieres) porque cada una de ellas es una cicatriz de guerra obtenida, por haberle ganado a la vida un momento de alegría.
¡A tu salud...!
¡A la tuya! Porque estoy abriendo la botella de sidra (no me gusta el cava) para celebrar que te hayas pasado por mi blog y me hayas dejado un comentario tan precioso. Para mi es todo un honor. Muchas gracias Juan Carlos y un abrazo muy fuerte.
EliminarPor lo menos de la boda es una resaca guapa pues te lo pasaste bien. y nada de quejarse de los cuarenta, que... piénsalo bien... querrías tener 20 años otra vez?..., no se yo... no se yo..., a mi dame treinta que me gustan más...
ResponderEliminarMañana lo verás todo con mejor ánimo...
Besos
Raquel
Es verdad que no se si me gustaría tener que volver a pasar por todo lo ya superado pero para mí, los veinte fueron tan bonitos que, a ratos, los echo de menos. Sobre todo cuando me pongo un vestido de no hace mucho tiempo que me estaba estupendo y ahora parece que lo llevo ¡tatuado! ¡Qué horror! ;D. Besos grandes Raquel.
Eliminarjajajajajajaa es lo que tiene la edad Lola, que todo cuesta un poco mas pero disfrutas el doble ;)
ResponderEliminarEso sí. Que ya sabes tú que yo soy muy ¡disfrutona! Besotes loca.
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