Hoy es un día de esos en los que nos acordamos de estas
personas porque se celebra, si se puede utilizar esta palabra para hablar de
este problema, su día. Un día en el que todos nos ponemos de su lado. Aunque
siempre lo estamos. Pero gritamos más alto si cabe que no estamos de acuerdo,
que estamos de frente y cabreados muy cabreados, con su maltratador.
Un maltratador, o maltratadora que también existen, es un
cobarde. Un ignorante. Un mierda.
Es un ente, al que no se le puede considerar ni persona,
que para hacer valer su opinión, su opción, sus derechos, su lo que sea,
utiliza la fuerza. La de los puños o la de la las palabras.
Pero no nos olvidemos, es un cobarde. Un mierda que no vale
ni el suelo que pisa.
Y eso es lo que deben saber sus víctimas. Que, aunque ellas
(y ellos) se consideren los débiles, se equivocan. Ellos son los fuertes. Porque
fuerte es aquel que aguanta, que sobrevive en un territorio hostil. Fuerte es
el que soporta situaciones inimaginables.
Y cuando sean capaces de reconocer su fortaleza. De hacer
valer su fortaleza. De levantar la vista, mirad de frente y decirle al mierda
que tienen delante que “soy más fuerte que tú y tú no eres más que un cobarde”,
serán capaces de coger la puerta, coged a sus hijos y salir de allí con el
corazón en un puño y el estómago encogido pero cantando “Marcial, tú eres el más
grande”
Y yo, por suerte, no puedo ni siquiera imaginarme el horror
que debe ser vivir, convivir con un maltratador. Yo no puedo ni suponer la
fortaleza que debe tener una de estas mujeres (y hombres, los menos) cuando se
atan la manta a la cabeza y se enfrentan a un animal de éstos. Cuando
denuncian.
Y cuando no denuncian. Cuando soportan cada uno de sus
puñetazos. Cada una de sus patadas.
Y pienso en ello y se me revuelve la tripa porque, cuando
veo entre mis dedos porque no los soporto y me tapo la cara, uno de esos vídeos
de Facebook que suben no se bien para qué, a uno de esos mierdas golpeando a
una mujer, me entran una ganas terribles de meterme dentro de ese vídeo y sacar
una fortaleza que no tengo para meterle una patada en todos los huevos a ese
animal que se los deje inútiles para siempre o en la garganta.
Cuando veo a uno de esos niños agarrados a sus madres, intentando
calmar a ese mala bestia. Siendo más fuertes que él pero mucho más pequeños… Me
descompongo.
Y no se si la campaña que hoy se ha lanzado con las
preciosas caras de muchas actrices maquilladas como magulladas por uno de estos
animales, sirve para algo.
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#RompeElSilencio #NoalaViolenciadeGénero |
Me pregunto qué pensará el mala bestia. ¿Habrá alguno que
cambie su conducta? ¿Habrá alguno que llore y se arrepienta? Pero no sólo hoy.
Que se arrepienta para siempre. Que no vuelva a maltratar.
Creo que no.
En nuestras manos como madres y padres está que ninguno de
nuestros hijos se convierta en un maltratador. Es nuestra responsabilidad. Es
nuestra obligación. Seremos los culpables, de alguna manera, si en la
generación de nuestros hijos este problema, no está erradicado por completo.
Es nuestra responsabilidad educarles. Enseñarles empatía.
Respeto. Responsabilidad. Amor.
Mucho amor.
Suscribo renglón a renglón todas tus palabras.
ResponderEliminarPoco más puedo añadir nada más que mi desprecio a esos seres infamnes, el deseo de que una lacra social como esta desaparezca.
Besos
Será nuestra responsabilidad que así sea. O al menos, eso creo. En la sociedad de nuestros hijos no debería existir ni la violencia de género ni tampoco la diferencia entre hombres y mujeres porque nosotras sus madres, debemos educarles para que eso ni siquiera tenga un pequeñito huequito en sus cerebros. Besos Raquel.
EliminarLola , esta es una lucha de largo recorrido. En ello estamos. Buen post
ResponderEliminarMil besos
Gracias Encarni. Sí es verdad. Tan largo el recorrido como tan larga sea la educación de las próximas generaciones. Debe ser algo tan olvidado como si estas cosas hubieran ocurrido en la era prehistórica y no en el siglo XXI. Mil besos para tí también.
EliminarEspero que pare de una vez la masacre. Es brutal. Yo no creo que esos hombres se reinserten, al menos no lo he oído. Como señalas es básicamente una cuestión de educación. Cuando luego se suicidan me pregunto por qué no se matan antes de matar a la mujer. Me dan asco.
ResponderEliminarBesos
Es verdad. Es una cosa que pensamos todos: ¿por qué no se matarán ellos primero? Pero su egoísmo y su mente obtusa no les permite mirar más allá de su ombligo y su ignorancia. Por supuesto, sin olvidarnos de su maldad. Besos Celia.
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